«A todos los consejeros, formales e informales, profesionales o por amistad, que andan por ahí, en la red y en la vida real:
Tus consejos deben llevar a tus aconsejados a buscar el consejo de Dios, Su sabiduría y Su voluntad. De ninguna manera deberán apuntar hacia tu propia opinión. Aconseja con la Biblia, no con tu manual de ideas personales.
"Con Dios está la sabiduría y el poder; Suyo es el consejo y la inteligencia" (Job 12:13).
"Con Dios está la [verdadera] sabiduría...". Aconsejemos prudentemente y si no tenemos ni idea de que decir, ¡guardemos silencio y oremos por nuestro interlocutor!».
—David Franco, «De Consejos, Consejeros y Aconsejados»
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